martes, 3 de febrero de 2015

Revolucion china

La República China fue instaurada en 1911, con un grave conflicto interno, que consistía en la lucha entre dos bandos de ideologías opuestas.

Por un lado, el partido nacionalista o kuomintang, a cargo del poder, que intentó crear un estado fuerte, centralizado y militarizado, pero las imposiciones del Tratado de Versalles, que reconoció el dominio de Japón sobre la base china de Kiao-Tchen, hizo buscar una salida viendo una alianza con la Unión Soviética.




Justamente, en la línea opositora y mirando hacia el comunismo soviético, Mao Zedong, líder del Partido Comunista chino, había captado adhesión popular entre los descontentos de la marginal situación social que vivían, acosados por los imperialismos extranjeros, sobre todo a partir de las Guerras del Opio, que se desencadenaron a partir de 1840, obligando a China a abrir sus puertas al comercio exterior.





China contaba con una economía fundamentalmente agraria, con la mayoría de sus tierras en manos privadas, organizadas bajo un rígido sistema feudal.


Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses invadieron China y ambas fuerzas internas en conflicto se unieron para enfrentar el peligro exterior. Sin embargo, el ejército del Kuomintang, se dedicó más a la lucha interna anticomunista que a derrotar a los japoneses, siendo incapaz de promover una guerra de guerrillas, como sí lo hicieron los comunistas, con un doble propósito: vencer a los enemigos externos japoneses y demostrar su poder frente a Chiang Kai-shek, líder del Kuomintang, para extender la revolución en el campo.

Una vez finalizada la contienda mundial, las disputas internas continuaron, incluso, con mayor intensidad, mostrando la fortaleza de las fuerzas revolucionarias.
Los comunistas avanzaron en dirección norte-sur y en 1948, controlaban la ciudad de Harbin en el extremo norte y casi todas las zonas rurales de Manchuria, cambiando su táctica de lucha guerrillera al de guerra abierta, apoderándose de las ciudades de Kaifeng y Jinan. En enero de 1949, el ejército comunista entró en Tianjin y en Pekín.

El 1 de octubre de 1949, los comunistas resultaron victoriosos, contando con la ayuda soviética, y establecieron la República Popular China, a cuyo mando colocaron a su jefe, Mao Zedong, contando con una población de aproximadamente 500.000.000 de habitantes, poniendo en vigencia su constitución, que proclamaba al comunismo como partido único, a partir de 1954, mientras los nacionalistas, constituían su propio gobierno, la República Nacionalista China, en la isla de Formosa, en Taiwan.
El “Gran Timonel”, como fue apodado Mao Zedong, trató de reconstruir la economía China, deteriorada por la Segunda Guerra Mundial, siguiendo el modelo del comunismo soviético, reforzando fundamentalmente la industria bélica y colectivizando las propiedades rurales, cuya producción trató de estimular mediante un plan conocido como “Gran salto adelante”, donde se quería lograr un excedente productivo, sobre todo de cereales, para repartir entre los pobladores urbanos, pero este intento fracasó, lo que obligó a Mao Zedong a retirarse del poder.
Propició una Revolución Cultural, para concienciar a la juventud sobre la adhesión al sistema, con el objetivo de recuperar el poder que había perdido con el fracaso del “Gran Salto Adelanto”, y que había pasado a manos de Liu Shaoqi, jefe del estado, y a Deng Xiaoping, secretario general del Partido, contra quienes dirigió su ataque organizando ejércitos de jóvenes denominados Guardias Rojos que atacaban a quienes se oponían a la ideología de Mao Zedong, y logró restablecerse en el mando del estado.

La China comunista participó en la Guerra de Corea, país que había sido dividido en dos zonas, tomando como límite el paralelo 38. Al norte de esa línea se establecería una zona controlada por los soviéticos y al Sur una bajo el control estadounidense, creándose en 1948 dos repúblicas independientes, la República de Corea al sur, relativamente independiente, de donde Estados Unidos retiró sus tropas un año más tarde, y al norte, la República Popular Democrática de Corea, que instigada por la Unión Soviética invadió Corea del Sur, el 25 de junio de 1950, lo que motivó la intervención de Estados Unidos en defensa del territorio invadido, con apoyo de las Naciones Unidas.
China intervino en el conflicto, impidiendo a las tropas norteamericanas, al mando del general MacArthur, proseguir el avance sobre Corea del Norte, que se había iniciado en octubre de 1950. El paralelo 38 debió ser respetado.
A partir de 1965, China se apartó de la política soviética, acercándose o occidente durante la presidencia de Richard Nixon, en Estados Unidos.

 Caida de la Monarquia 



El largo proceso revolucionario iniciado en 1912 con la caída de la monarquía y el establecimiento de la República dirigida por el Kuomintang de Sun-Yat-sen culminará con el triunfo comunista en 1949 y el establecimiento de la República Popular dirigida por Mao Zedong.
Dos grandes fuerzas se erigen en este período: por un lado el Kuomintang nacionalista de Chiang-Kai-Chek, por otro, el Partido Comunista fundado en 1921 por Mao. Tras un primer momento de colaboración, estalla el enfrentamiento entre ambos bandos en 1927. El choque culmina con el triunfo nacionalista en 1934 y la huida del Ejército Rojo de Mao en la denominada "Larga Marcha".



Tras haberse anexionado Manchuria en 1931, Japón lanza en 1937 la invasión de China. El gobierno nacionalista del Kuomintang y los comunistas dejan de enfrentarse y se alían en la lucha contra el invasor nipón. De 1940 a 1945 hay cuatro grandes fuerzas en China: el invasor japonés que controla las zonas más ricas del país; un gobierno chino colaboracionista dirigido por Wang Ching-wei y establecido en Nankín; el nacionalista Kuomintang apoyado por británicos y norteamericanos; y el comunista de Mao apoyado por la Unión Soviética.
Cuando Japón es derrotado y abandona China en 1945 vuelve a estallar la guerra civil entre el bando nacionalista apoyado por EE.UU. y el comunista que recibe la ayuda de la URSS. La guerra concluye en octubre de 1949 con el triunfo del Ejército Rojo que proclama en Pekín la República Popular China. Las tropas supervivientes de Chiang-Kai-Chek se refugian en la isla de Formosa (Taiwan), donde establecen un gobierno nacionalista chino apoyado por los EE.UU. La revolución comunista china había triunfado.


La invasión japonesa de Manchuria (1931)



Desde comienzos del siglo XX, Japón era una de las principalespotencias del planeta. Basaba su prosperidad económica en una moderna industria y en las exportaciones, especialmente las realizadas a China y Estados Unidos. Su población creció vertiginosamente y su ejército se situó entre los más poderosos del mundo, tal y como se pudo apreciar en laGuerra con Rusia de 1905. Al mismo tiempo, inició una política expansionista que se materializó en la anexión de Corea en 1905 y en las constantes injerencias en la política China.
La Depresión de los Treinta golpeó con fuerza la economía japonesa, ya que sus tradicionales clientes impusieron barreras aduaneras a sus productos. Para los líderes japoneses se convirtió en vital la construcción de un imperio propio desde el que poder controlar el acceso a las materias primas y asegurar un extenso mercado para sus mercancías. Pusieron sus ojos en el norte de China, más concretamente en la región de Manchuria.




En 1931, se produjo un incidente en el que se vio envuelto el ejército japonés que custodiaba el ferrocarril del Sur de Manchuria, de propiedad nipona. Japón acusó a los chinos (divididos en facciones independientes del poder central de Pekín) de volar parte del tramo de dicho ferrocarril. Muchos pensaron que en realidad los responsables del sabotaje habían sido miembros del propio ejército japonés, y que el acto era una mera excusapara anexionarse el territorio chino.
En 1932 Japón, alegando la defensa de sus intereses, y una vez expulsadas las tropas chinas, creó la República de Manchukuo. En realidad no era sino un protectorado intervenido por los nipones a través de un gobierno títere encabezado por el último emperador de China, Puyi, apeado del trono tras la proclamación de la República China en 1912. En 1934 sería nombrado emperador de Manchukuo, hasta que en 1945, tras la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, desapareció como estado.
China, impotente para abortar la anexión de Manchuria, elevó una protesta en la Sociedad de Naciones. La respuesta de Japón fue que su acción se justificaba por la situación de anarquía en que se encontraba inmersa China, en legítima defensa de sus intereses. Ante la condena de la Liga de Naciones y el no reconocimiento del nuevo estado, Japón abandonó la organización en 1933.

Soldados chinos combatiendo a los japoneses en Shanghai. 1937

A partir de 1937 Japón acometió la invasión del resto de China, originando la Guerra Chino-Japonesa, que se extendería hasta 1945, ya dentro de la Segunda Guerra Mundial. 
La anexión de Manchuria puso de relieve la debilidad e inoperancia de la Sociedad de Naciones. Supuso asimismo un claro precedente del que tomarían buena nota Alemania e Italia en sus anexiones de Austria,Checoslovaquia Polonia, y Abisinia.





Importancia de china




China ha sufrido una transformación muy importante en los últimos veinticinco años, usted no me dejará mentir, pero hace cinco lustros no sabíamos qué acontecía en China en materia económico-financiera y poco nos preocupábamos. Por supuesto China es un gran país que ha influenciado a la humanidad en distintas épocas en forma importante; sin embargo, desde que se convirtió al comunismo, podríamos decir que se encerró en sí misma y por esa razón lo que en ese gran país sucedía, en los distintos temas de su vida económica, no nos importaba mayormente.

En el transcurso de este tiempo se ha creado paulatinamente una nueva China, representada por cerca de 400 millones de sus habitantes que se han incorporado a una economía de consumo muy parecida a la que vive el mundo Occidental (quedan pendientes de agregarse otros 1000 millones), y en la medida en que esto ha sucedido  lo que hoy se vive ahí, tiene impacto muy serio en el resto del planeta; por supuesto, este país asiático hoy es la segunda economía del mundo y está llamado a ser la primera.


En mi interpretación muy personal, si China mantiene un crecimiento promedio del 7% anual en los siguientes quince años  –que es más bajo que el promedio de los últimos cinco años–, seguramente se convertirá en la economía más grande del mundo. Esta transformación es la que ha ocasionado, entre otras cosas, una fuerte alza en el precio de las materias primas: Cereales, carne y sus derivados, etc., se han incrementado debido al consumo que viene del lejano Oriente; de la misma manera, el precio del cobre, aluminio, cemento, e inclusive el del petróleo encuentran su origen en el consumo que hoy se genera en ese país. Lo anterior ha contribuido al desarrollo del mundo en lo general, y en lo particular, a aquellos que le suministran todos esos bienes; los más beneficiados han sido los grandes productores de materias primas como:  Australia, Canadá y Brasil entre muchos otros, pero no es sólo eso, ya que también importan mucha tecnología y productos manufacturados.

El país se ha convertido en un gran exportador manteniendo un superavit comercial jamás visto, lo cual en  conjunto con la inversión extranjera directa que recibe, hace que sea la nación con mayores reservas en su Banco Central superando los tres trillones de dólares.

Por todo lo aquí expuesto, China está siempre presente en el comportamiento de los mercados; si su economía crece, los mercados lo toman como algo tremendamente positivo pero cuando los índices se debilitan, aunque siguen siendo muy altos, los mercados sufren, por ejemplo:  Este año la economía China tendrá un desarrollo de entre el 6.5% y el 7%, y eso, el mundo lo ve como una mala noticia porque nos tenían acostumbrados a incrementos por encima del 8.5%. La disminución en el ritmo de crecimiento de ese país obedece a una política de precaución porque la inflación empezó a subir a cerca del 6%, nivel que ya resulta peligroso, motivo por el cual en forma premeditada, el Banco Central en China está tratando de disminuir tanto el crédito al consumo como  el crédito hipotecario para evitar que se forme una burbuja inconveniente.


La mecánica para lo anterior es subir la tasa de interés, lo cual tiene repercusiones internas pero también internacionales ya que en el mundo Occidental asusta el hecho de que China le meta freno al crecimiento. Creo que dentro del panorama económico tan complejo que se vive en el planeta, China antes de ser una mala noticia, desde mi óptica, es y será un motor de crecimiento con el que nos vamos a beneficiar todos. El 2013 seguramente para ellos será un año de ajustes y reacomodo de fichas, pero de ninguna manera lo podemos considerar como el fin de un proceso que se inició hace 25 años.




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